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En los últimos años se ha producido una notable popularidad de los llamados coches sin carnet. Estos vehículos son denominados cuadriciclos ligeros por la DGT y tan solo se necesita una licencia de ciclomotor para poder conducirlos. Pero la llegada de la movilidad eléctrica también ha jugado en favor de su adaptación a este nuevo escenario. De esta manera nos encontramos con micro coches equipados con baterías capaces de generar una potencia máxima del motor de un máximo de 4 kW. La ventaja de este tipo de motor es que pone a disposición de la potencia la totalidad de sus kW desde el primer instante en el que pisamos el acelerador.

 

Es difícil ofrecer una cifra exacta para valorar la autonomía exacta de estos vehículos, ya que depende de diversas variables. Sin embargo podemos ofrecer una media aproximada que rondaría los 70-100 km. En función al tipo de conducción que llevemos a cabo, estas cifras pueden estirarse si el terreno es llano y carente de cuestas o si nos excedemos pisando el acelerador o no desarrollamos una conducción suave que maximice la energía. La autonomía que estamos señalando se vislumbra como muy adecuada para el uso que se da a estos vehículos. Se trata de desplazamientos urbanos cortos, que estarán plenamente cubiertos con la capacidad que nos ofrecen las baterías del micro coche.

 

Es cierto que algunos de estos vehículos pueden desplazarse por carreteras nacionales y comarcales, nunca por autovías o autopistas, y que será ahí donde deberemos exprimir al máximo su autonomía, pero se trata de casos minoritarios que se presentan en el ámbito rural. Estos desplazamientos deben realizarse por el arcén, o en su ausencia lo más pegados posibles al lado derecho de la vía. Las limitaciones de potencia de los micro coches establecen un tope de 45 km/h.

 

Una de las ventajas de estos cuadriciclos no requieren enchufes especiales para llevar a cabo la  carga de su batería. Cualquier enchufe nos servirá para poder volver a contar con autonomía plena en unas tres horas de carga.